La luna de cabellos grises te recuerda…
… y yo.
En la noche salpicada de luceros,
en aquel rincón secreto del deseo,
perdidos entre soledades provocadas,
y amparados solamente en las miradas.
Aquella luna primigenia te recuerda…
… y yo.
Cuando la arena crujía de las huellas,
cuando las olas se acercaban a mirarnos,
coronadas bellamente en blondas blancas,
cuando la brisa recorría nuestro anhelo.
Aquella luna ajada te recuerda…
… y yo.
Cuando, inquietos, nuestros besos deshojaban
las margaritas indecisas de los sueños,
cuando la pasión sucumbía a nuestros dedos,
cuando volaban nuestras mentes por el cielo.
Aquella luna inquieta te recuerda…
… y yo.
Cuando escuchábamos la música del tiempo,
cuando mirábamos el mar que nos miraba,
cuando cantábamos canciones en silencio,
cuando escribíamos la historia del ensueño.
Aquella luna que sonríe te recuerda…
… y yo.
Aunque tu imagen se diluya en el olvido,
aunque perdimos la batalla entre quimeras
aunque no fue lo que queríamos que fuera,
aún así, perdido entre recuerdos, te recuerdo.
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