De pronto perdió su luz,
con un horizonte muerto
y ahogado por sus tristezas
se puso claveles negros.
Vagó por el mundo solo
perdido por sus senderos,
sus lágrimas señalaban
su rumbo a un final siniestro.
Un sol de sangre miraba
como él se perdía en miedos.
La muerte ya le esperaba
al borde de un cañón negro.
Llevaba balas doradas
como un último recuerdo
que serían su compaña
en el viaje hacia el infierno.
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