Caminando de la mano
entre las hojas de otoño,
cargados vienen con años
en los surcos de su rostro.
Traen los hombros encorvados
por el peso de la vida
y arrastran la incertidumbre
de una historia que termina.
Ya vienen los dos ancianos
de la mano por el parque
sentando de banco en banco
los recuerdos para amarse.
De sus cabellos de plata
nacen reflejos de ocaso
y brillan en sus miradas
los destellos del fracaso.
Se pierde una vida – piensan-
mirando las hojas muertas
y arrastrándose se alejan
por el parque con tristeza.
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