Te hallé ceñida a mis pies
como serpiente iracunda y vengadora,
deslumbrando al mundo
con la hermosura de tus maldades.
Te hallé silbando a la luna
como gata en celo
por un tejado de arena,
coreada por rumores de oleaje
que iban y venían,
que iban y venían…
Columpiando astucias
sobre el agua,
sobre el agua inmensa,
palpitante,
con sus brillantes contrapuestos
y sus turquesas engarzadas en olvidos…
Suplicabas arropada en lágrimas,
desplegando engaños
y miradas de ternura
(falacia cruel)
y me convenciste…
Mi corazón (inocente)
se plegó a tus plegarias,
rodó enjugando tus lágrimas
tejidas a base de mentiras
y tendió la mano que ahora cortas.
Te hallé ceñida a mis pies, si,
donde tú has pisado hasta pisarme.
Te hallé ceñida
a mis desvaríos,
vendiendo promesas vanas
y ofreciendo ofrendas
que ni siquiera existen.
Hoy te maldigo y me maldigo
por mi inocencia y crédula ignorancia…
Hoy he roto el amor en mil pedazos
que he lanzado indolente
sobre el agua anónima.
Hoy he roto tus promesas…
…y mis promesas.
He borrado mis recuerdos
y tu estela…
Y ahora
todos los trozos de esta historia
yacen en el fondo del océano…
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