En la noche va el silencio
al frescor de la alameda,
a lo lejos las montañas
y en el cielo mil estrellas.
En el pueblo duerme el día
y en la noche muda y queda
va la brisa acariciando
suavemente la vereda.
A lo lejos una nube
se desplaza con pereza
a los ojos de la luna
que contemplan su pureza.
Y el silencio va a buen paso
caminito de la iglesia
a callarle las campanas
que allí tocan aún despiertas.
En el pueblo duerme el día
en silencio y brisa fresca
esperando a las campanas
que las doce ya están cerca.
No llegaron al acuerdo
el silencio y nuestra iglesia
que aunque duerman sus campanas
de hora en hora se despiertan.
En la noche va el silencio
al frescor de la alameda.
En el pueblo duerme el día
y la noche se despierta.
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