Tengo la mente turbia…
Quizás el vino…
Todo parece fantasmal
y entre algodones pasan los minutos
incansables pero suavemente…
El candil de mi existencia
consume la torcida de mi vida
con llama viva y destructora.
La noche se avecina
con sus sombras,
con sus sueños
o tal vez sus pesadillas…
… y el vino sigue acariciándome,
aliviando esta pesada carga
que me aplasta en la emoción,
tintando de frambuesa el pensamiento
y surcando la vena hacia el cerebro
para apagarme en mi conciencia.
¡Oh Baco! Bendita tu existencia,
bendito el bálsamo dorado,
y el de tinte oscuro en sangre cincelado.
Bendito este momento
y bendito el ángel que me acoge
y lleva por un caleidoscopio de locuras
hacia un destino que no existe.
Bendito Baco y tu enseñanza…
… y bendita borrachera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario