La mancha que hace una mora
con otra mora se quita,
mas siento que ya no hay moras
en la orilla de mi vida.
Buscando encuentro las zarzas
con sus agudas espinas
que van sangrándome el alma
que lentamente agoniza.
Quizás no quiera encontrarla
porque esta mancha es tan mía
que quiero seguir llevándola
en mi pecho todavía.
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