Abrí los ojos a la vida
para toparme de bruces con la muerte.
Todo aquello que di ya por bien vivido
ahora siento que es castigo por perderte.
Abrí los ojos a la vida
para ver el orfanato de la suerte.
La fortuna se escondió de mi camino
y fue un fruto envenenado el no tenerte.
Abrí los ojos a la vida
para hallar el horizonte de no verte.
Mi paisaje es un baldío enmudecido
y tu ausencia este dolor que en mi se vierte.
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2 comentarios:
Las penas de amor con amor se curan, o como se dice por mi tierra, la mancha de la mora con otra verde se quita.
Sentidos versos los tuyos.
Saludos
Y duele esa ausencia en lo más profundo...
Un gran abrazo para ti, Carlos.
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