POEMARIO DE CALVARED

Poemas inéditos de Carlos Danoz
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lunes, 21 de diciembre de 2009

EN ESTA PAZ EXTRAÑA...

En esta paz extraña no me encuentro
porque hallo tu vacío en cada instante
porque huyen tantos versos de mis sueños
que sueño con tenerte sin hallarte.

Si hallarte puede ser todo mi anhelo
tenerte tal vez sea en mi impotencia
el río que naciendo desde el cielo
me traiga el agua mansa hasta mi puerta.

Pero, ¡ay! que yo no sé cómo alcanzarte
ni sé cómo cruzar la lejanía
que abierta entre profundas soledades
no deja que te entregue el alma mía.

Mañana tal vez halle aquí en mi puerta
la clave que resuelva mi problema
y el frío que ahora siento que me aleja
de ti sea el camino que me acerca.

Amor, que aunque te tenga en mi recuerdo
y amarte pueda ser mi sed saciada
hallarte es, mi amor, cuanto deseo
saciando en ti las ansias de mi alma.

En esta paz extraña no me encuentro
ni encuentro la manera de tenerte
hundido en las marañas de mis sueños
soñando cómo hacer para quererte.

Yo sé que en algún día no lejano
sabré de que manera puedo hallarte
y darte aquellos besos que he guardado
en ecos del terror de no encontrarte.

Por eso yo te pido vía mía
que enciendas una flor para esperarme
y anides en su aroma el alma mía
el alma que aquí guardo para amarte.

sábado, 12 de diciembre de 2009

EN EL CAMINO DEL RÍO…

En el camino del río
acaricié sus temblores,
besé sus labios desnudos
y se encendieron entonces
turquesas y aguamarinas
que ardían como dos soles.
Hice volar el silencio
sin apellido ni nombre,
con un murmullo de fondo
sobre el tapiz de las flores.
Pasaba el viento de largo
por el costado del bosque
estremeciendo los árboles
a la canción de su roce.
Rendida sobre la hierba
me descubrió sus rincones
y oculta entre sed y fuego
sentí su sabor salobre.
Viajé por su mar sin mapas
y en la quietud de la noche
surqué los cielos oscuros
bajo su manto de cobre.
El alba llegó temprano
a darnos color y nombre
y entre los restos de besos
vencidas las tiernas flores.

domingo, 6 de diciembre de 2009

EL SILENCIO NO SE HABITA…

El silencio no se habita, se comulga,
la nostalgia no se luce, se soporta,
las ausencias no se duermen, se desvelan
y el amor no se dibuja, se acaricia.

Cuando pienso en esta vida de letargo
algo dice que los mares son lejanos
sentimientos de agua y sal que se aparecen.
Algo dice que los cielos son el alma,
las entrañas, el recuerdo, las vivencias.
Algo dice que una estrella es el camino
insondable al pensamiento que recoge
la palabra y los anhelos que me duelen.

Cuando pienso en esta vida de abandono
mis entrañas decapitan los deseos
que se mueven con fantasmas en la noche
y se alejan cada vez que son cercanos.
Y esta espina que hace sueños transparentes
me desangra lentamente y va vertiendo
mi pasado y mi presente y mi futuro
a la tierra donde yacen los proyectos,
donde yacen el amor y los rechazos,
donde yacen los antiguos y los nuevos
salvadores de este mundo ya insalvable.

Cuando pienso en esta vida de querencias
aparecen negaciones y carencias
y hondos pozos de gargantas asesinas
que engulleron esta infancia ya lejana.

El silencio no se habita, se comulga
y es un hábito evitarlo y en silencio
comulgarlo como rueda de molino.
La nostalgia no se luce, se soporta
y a menudo en esta luz insoportable
se deslucen tantas lágrimas vertidas.
Las ausencias no se duermen se desvelan
y en desvelos duermo yo de tanta ausencia.
Que el amor no se dibuja es bien sabido,
que se encuentra en un encuentro fortuito
y aunque hagamos del amor nuestra caricia
el dolor del abandono y la nostalgia
amenazan en silencio con la ausencia.