POEMARIO DE CALVARED

Poemas inéditos de Carlos Danoz
______________________________________________________________________________________

lunes, 31 de agosto de 2009

TRANQUILA GALOPABAS…

Tranquila galopabas cuando ibas de mi mano
fugaz como la brisa que sopla cada tarde
y que hoy, al verte lejos, bajo este cielo que arde
entiendo que tus riendas te llevan a un pantano.

Te quise tanto como no pude haber querido
a nadie y este otoño que viene tan temprano
traerá mis hojas mustias y no ha de ser en vano
que intente nuevamente este amor como castigo.

Castigo, de qué culpa, pregunto cada día,
si sé que tú mirabas constante al otro lado
y aquí mis ojos tristes y de mirar cansado
lloraban al sentir que era ajena tu alegría.

Mañana tal vez pienses, al ver en tu ventana
que nace el nuevo día como hace cada día
y que a pesar de ver los colores de otro día
será siempre distinta la luz de su mañana.

Por eso yo te espero paciente tantas tardes
y sé que habrá ese día en que estando ya cansada
vendrás trotando al paso a mi mano un tanto ajada
que espera en su impaciencia tu amor. Amor, no tardes.

sábado, 15 de agosto de 2009

HARTO DE TANTA ESPERA…

Harto de tanta espera se ha dormido
mi corazón doliente junto al mar
ya seca la garganta de gritar
tu nombre en un recuerdo del olvido.

Lo mismo que las olas, sin sentido,
se tienden en la playa a descansar
tendí yo mi esperanza de esperar
tu vuelta acompañando mi latido.

Pasó como la barca de los sueños
el viento que te había de llamar
y al ver que ya tenías otros dueños

dejó una brisa triste sobre el mar
y enfriándome las llamas del empeño
sembró un deseo nuevo de llorar.

miércoles, 12 de agosto de 2009

QUISIERA NEGARLA Y NO PUEDO…

Quisiera negarla y no puedo ,señora,
quisiera negarla y seguir mi camino
tortuoso, pendiente y de oscuro destino,
que lleva al olvido aunque mi alma la añora.

Quisiera negarla y no puedo, señora,
quisiera negarla y por fin algún día
sentirla lejana y saber que no es mía
aun cuando en la noche la llame a deshora.

Quisiera negarla y no puedo, Señora,
quisiera negarla y negar aquel día.
Yo quise quererla aunque usted no quería
yo quise quererla, lo juro, señora.

Tal vez pasen años y al verla algún día
diré sorprendido: Seguro que es ella
los mismos andares, igualmente bella
el mismo perfume y la misma alegría.

Mas sé que el olvido me hará indiferente
y al verla a mi lado, sabiéndola ajena,
sabré que soy libre de aquella cadena
que ató en el pasado mi cuerpo y mi mente.

martes, 11 de agosto de 2009

EL AVE DE LA NOSTALGIA

El ave de la nostalgia
muestra su plumaje más oscuro
y sobrevuela en un azar premonitorio
los sueños que comienzan a romperse.
Su sombra se extiende como un manto
en la lobreguez más absoluta
y sus graznidos horadan la noche
como un eco que se rompe en mil rebotes.
Quisiera tener alas
y volar en las volutas del misterio
hasta más allá de las neuronas
para ganarle la batalla
aunque de antemano sé que está perdida.
Quisiera alejarme de las mieses
que peinan este tedio tan punzante
y rendirme ante tu boca inexistente
para firmar el armisticio
con un beso de aguas vaporosas.
El ave de la nostalgia
anida en mi aposento
y en las noches más oscuras
sus graznidos taladran mis tinieblas
y se arrastra en los maitines
salpicando el lodo de este lecho abandonado.
En las noches más oscuras
las uñas afiladas de mis miedos
me arrancan la piel
y se me clavan en el alma
yerta ya de tanto sufrimiento.
Los vocablos mueren lentamente
y se descuelgan de mis labios
como frágiles silencios
tendidos a tus pies.
Algún día tú saldrás de tu letargo
y reptarás hasta mis sueños
para una cópula ambarina
al resplandor turquesa de tus ojos.
Aquí te espero, atado a mi paciencia,
con el amor en ristre
y el deseo pertrechado.

jueves, 6 de agosto de 2009

NAVEGANDO HACIA TU PUERTO

Tengo toda tu cartografía
y ahora busco donde atracar mis manos,
donde amarrar mis besos,
la dársena donde descargar mis emociones.

Navegaré hacia tu puerto
enarbolando la bandera de la fe
y desplegando todo el velamen del empeño.
Espero que los vientos
me sean favorables
y que las tormentas duerman
en los lechos de la espuma.

Navegaré en este mar
de aguas tranquilas y horizontes puros,
en la ruta cierta
que me lleve a tu ensenada.
Solo la furia de Neptuno
podrá torcer mi rumbo
y apartarme de tu orilla
pero, aún así, será por poco tiempo,
mi brújula señala el norte,
el norte que tú ocupas
entre tantas cosas inconexas,
el lugar de privilegio
donde el tiempo pierde al propio tiempo,
donde todas las estrellas son fugaces
y los deseos vuelan
como cometas errantes
en tu diáfano universo.

Sé que a ti llegaré algún día,
tal vez con mis sentinas llenas
de la podredumbre de este mundo,
con los mástiles truncados
de tantos contratiempos
y la luenga barba de tan larga espera,
pero cuando tu luz me eclipse
la fusión de la materia
pondrá el futuro en nuestras manos
y el mundo dejará de ser
un mundo de hojas muertas
para verter su claridad
en mi crepúsculo de vidrios.

Tengo toda tu cartografía,
mi proa rompe el agua hacia tu puerto
y la última nota de mi cuaderno de bitácora
será tu nombre.