Me avergüenza, Señor, verte clavado
y ver el sufrimiento padecido
por todos cuantos te hemos ofendido,
por todos cuantos te hemos olvidado.
Me avergüenza, Señor, este pecado
contra Ti tantas veces cometido
de engañarte viniendo arrepentido
para ser otras tantas perdonado.
Me avergüenza, Señor, haberte herido
y ver que tanta sangre derramada
por Ti haya caído en el olvido.
Me avergüenza, Señor, que tu llamada
encuentre la sordera en este oído
y que nunca, mi Dios, sea escuchada.
viernes, 2 de julio de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)