De rasgones nace el canto
que, dormido, de tus cuerdas
se desgrana entre miserias
y se arropa con el llanto.
Tu silencio da la nota
cuando el grito en la garganta
de quejidos fluye y pasa
y entre palmas se rebota.
Cante jondo o serenata
¡qué más da! nace en tu vida
de bordones o de primas,
de terceras o de cuartas.
Y hasta ayer, guitarra mía
has soñado entre olivares
y has sonado por mil lares
de la vasta Andalucía.
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