De mi violín, en la cuerda,
la nota que se dormía
despierta sobresaltada
bajo el arco, en melodía.
Tras sí lleva un pentagrama
que desgrana, en poesía,
las notas que van cayendo
como versos por la vida.
Y llora, el viento, en silencio
cuando del arco terminan
los compases desgarrados
que se arrastran con la brisa.
Se van como se va el llanto,
como se marcha la risa,
dejando su triste canto
que suena en notas vacías.
Así se marchan, amigo
los compases de la vida
y solo se queda el eco
que va muriendo y se olvida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario