Tras las nubes, que se preñan de amenazas,
chispea el agua como el llanto,
a lo lejos, envuelto entre brumas y borrones
un árbol olvidado está temblando.
Grisea el cielo sin azules pensamientos
detrás del gris del campanario
donde tañen las campanas ateridas
como tañen, desde hace años, a diario.
Un paisaje de destellos cristalinos
huele a tierra y el camino largo
va esquivando la arboleda inquieta
con su lomo de regueros vivarachos.
Solo el humo que se envuelve, ennegrecido,
da brochazos a este día abotargado,
sin rumores, que no sean de las aguas,
sin olores, que no sean a mojado.
Bajo las nubes que se preñan de amenazas
amanece el pueblo, sin bullicio, solitario,
el agua da caricias a los sueños
de las almas, tras los vidrios empañados.
Y me voy por el camino que se pierde.
Atrás se queda el pueblo… tan callado,
las nubes que se preñan de amenazas
y el agua que chispea como el llanto.
1 comentario:
Hoy entre por 1ª vez en su blog, y la primera poesía que leí, me encanto, me recordo todos aquellos pequeños pueblos de nuestro pais.
Prometo volver, y sobre todo...¡leer!.
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