Has salido como el sol
a dorar la media tarde,
cual luciérnaga en la noche,
para dar luz a mi nave,
y alegrar estos minutos
de tristezas que no caben
en tus manos tan piadosas,
esas manos que tú me abres.
Has llegado como nube,
a paliar este desastre
como el agua cristalina
de ese arroyo que en ti nace,
como pájaro cantando
en mañanas de pesares.
Has llegado de puntillas,
como siempre, tú ya sabes,
siempre oculta, misteriosa,
siempre oculta en los manglares
pixelados por silencios
que se arrastran por mis lares.
Has llegado como rosa
a solapa de mi traje
para darle la apariencia
de este amor que en mi no cabe
Has llegado como vida
al final de mi paisaje,
a batir con tus espadas
esta muerte que me lame...
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