He mordido tu manzana
y mi corazón se envenenó…
Ahora muero traspasado
por el venablo de la lascivia
y todo tu paisaje
se vierte por mi mente
de hombre obseso…
El vaho del morbo
empaña cada hora
en cada esquina
y sucumben las neuronas.
Es la hora ciega,
el fuego se desmanda
y tus pétalos se abren en ofrenda.
Pecaré de nuevo y tú eres mi pecado.
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1 comentario:
Hermoso poema. Exquisita pasion lleva entre sus letras. Un beso, cuidate.
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