Navego por tus ojos mar adentro
sorteando el oleaje intempestivo
con artes de marino audaz y esquivo
que busca de tus labios el encuentro.
Mis manos trazan círculos sin centro
y encienden en tus pechos fuego vivo
que extiendo por tu vientre y ahí revivo
el miedo de encontrarme en desencuentro.
La noche fino manto en luna llena
platea por tus sienes los sudores
y esgrime sobre mi, de amor, condena.
Rodando hasta la paz en los albores.
tus piernas me atenazan y encadenan
llevándome al orgasmo entre estertores
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