Del cántaro insolente de la vida
se vierten la amargura y el delirio
que riegan los espinos del martirio
y alumbran de agonía la partida.
Ya muertos y vencidos esos lirios
que el agua del amor seca y olvida
vendrán los retoños que en la herida
del alma nos harán nuevo martirio.
Y así cultivaremos la locura
que anida en este círculo vicioso
y en flores de alegría y de amargura
pondremos el amor que hoy tan hermoso
mañana será tibio y su frescura
perdida hará que tenga un tinte odioso.
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2 comentarios:
Es precioso este poema. Hay amores que terminan asi, es necesario aveces odiar a quien amamos tanto.......Me haces recordar....Besos, cuidate.
El agua del amor seca y da vida.
La vida simplemente es un Montaña Rusa.
Y vivimos entre olvidos y recuerdos, entre despiertos, y arroyos de sueño reparador para sanar los odiosos.
Muy bello Carlos!
Me encanta que me hayas visitado, y por ende se haya abierto la posibilidad, para mi de leerte.
Un abrazo
Gizz
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