POEMARIO DE CALVARED

Poemas inéditos de Carlos Danoz
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domingo, 13 de enero de 2008

LLORA EL NIÑO POR LA AUSENCIA


Llora el niño por la ausencia

de un juguete, nada más.

A su lado yace muerta,

entre cirios, su mamá.


En la sala, diez personas

y el olor a eternidad

que se cuela entre las sombras

con las ganas de llorar.


El silencio se hace lágrima

en los ojos del papá.

Dos recuerdos en la esquina,

el dolor de viudedad


y entre cirios, aquel niño

que no cesa de llorar,

que se acerca con sus gritos,

a llamar a su mamá.


-Mami, quiero aquella grúa

verdiazul de verde mar.

Ven, levántate y me ayudas

en la búsqueda, mamá.


A lo lejos, las campanas,

que no cesan de tocar,

traen desgarros hasta el alma

y la invitan a rezar.


Llora el niño por la ausencia

de un juguete nada más,

sin saber que yace muerta,

a su lado, su mamá.

viernes, 11 de enero de 2008

EN DESAMORES MUERO

La punta…

la hoja afilada,

-acero forjado en lunas-

el guardamonte y el puño,

tu puño sobre la espada.


La escarcha…

el trozo frío de cielo,

el mar turquesa de hielo,

esos ojos,

tu mirada…


Mátame…

Clava tu espada en mi pecho,

y, en mi corazón, la sangre

que brote, que tinte el suelo,

aprieta tu puño y mátame

que en desamores me muero…

lunes, 7 de enero de 2008

ESTA SENDA LLEVA ESPINAS

Esta senda lleva espinas,
espinas de rosaleda,
lleva las manchas de sangre
que de mis labios gotean,
lleva pétalos perdidos
de soledad y tristeza,
lleva conjuros sin nombre
de predicciones inciertas.

Esta senda lleva espinas
pintadas de roja ausencia,
gotas de labios mordaces
que no sonríen ni besan,
lleva el silencio a la orilla
clavado como la hiedra
que trepa sobre las sombras
con la frialdad de la piedra.

Esta senda lleva espinas,
la desazón del que espera
contando gotas de luz
sentado junto a la puerta,
del que le cuenta a las rosas
viejas historias de seda,
del que va perdiendo el alma
a desgarros por la senda…

miércoles, 2 de enero de 2008

AQUÍ, CLAVADO EN MI PECHO


Aquí, clavado en mi pecho,

llevo un amor clavado

con un clavel de tu pelo,

con un clavel encarnado.


Siento tu voz a lo lejos,

siento que está llamando

y que pronuncia mi nombre

con cierto sabor amargo


Quiero correr a tu lado

pero no me quedan pasos

porque el día paso andando,

porque lo ando paso a paso.


Y algún día, tal vez pronto,

se perderá mi cansancio

y las dudas que me lastran

serán angelitos blancos.

POR LAS HORAS DEL SILENCIO


Por las horas del silencio

bajan los besos despacio

cuando mis ojos se duermen

sobre ese vestido blanco.


Por las horas del silencio

bajan tus pechos callados

buscando mis dedos trémulos,

mis dedos que están temblando.


Y juntos haremos cielos

con rosas, calas y nardos,

y haremos con nuestros labios

un mar de silencios blancos.

POR ENTRE MIS DEDOS NACEN


Por entre mis dedos nacen

las pasiones del abrazo

pero no alcanzo a alcanzarte

porque en medio se halla un charco.


Quisiera beber sus aguas

y hacer con su sal un barco.

Espera morena mía,

espérame que no tardo.

ESTOY DESHOJANDO LOS DÍAS


Estoy deshojando los días

en la margarita del tiempo

si,

no,

si,

no,

y al final…

… la muerte de todos mis sueños

SE DUERME VACIA EL ALMA


Se duerme vacía el alma,

vacía de mis recuerdos,

y la conciencia se llena

de vacíos y silencios.


Que son los silencios la ausencia

de los gritos de mis recuerdos

cuando la noche se duerme

vacía de todos mis sueños.

martes, 1 de enero de 2008

DEJE A TUS PIES EL ROSTRO DE MI DUDA


Dejé a tus pies el rostro de mi duda

como una ofrenda que hago ante mi diosa

y al lado aquellos pétalos de rosa

que, de marchitos, hoy mi amor desnudan.


Hacéis, amada mía, que aquí acuda

con tanto amor que llevo, niña hermosa,

prendido, aquí en mi alma, y que rebosa

buscando entre tus manos pronta ayuda.


Dejad que pose el viento en vuestros labios

y haced, con él, suspiros amorosos,

lanzadlos como un soplo hacia los besos


y asirlos fuertemente en estos versos,

que luzcan como versos primorosos

salidos de las manos de los sabios.

PASA EL VIENTO MUY DESPACIO


Pasa el viento muy despacio

como un roce entre las hojas

unas veces las agita

y otras veces ni las toca


Así pasan tus palabras

cuando salen de tu boca

unas veces son puñales

y otras son trozos de gloria


Esta tarde no hace viento,

es invierno y ya no hay hojas,

en tu boca no hay palabras,

no hay puñales en tu boca.

LA MANCHA DE LA MORA

La mancha que hace una mora

con otra mora se quita,

mas siento que ya no hay moras

en la orilla de mi vida.


Buscando encuentro las zarzas

con sus agudas espinas

que van sangrándome el alma

que lentamente agoniza.


Quizás no quiera encontrarla

porque esta mancha es tan mía

que quiero seguir llevándola

en mi pecho todavía.

LLEVO UN PUÑAL EN EL PECHO


Llevo un puñal en el pecho

que está sangrando mi vida

afila la hoja tu ausencia

y empuja el puño tu huída.


Llevo un puñal en el pecho

que ha de acabar con mis días

no tiene agarre en el puño

y la hoja agranda mi herida.


Llevo un puñal en el pecho

clavado en hora maldita,

llevo un puñal en el pecho

que está sangrando mi vida.

HOY QUISIERA COMULGAR CON ALEGRÍAS


Hoy quisiera comulgar con alegrías,

escuchando ruiseñores mañaneros,

mas solo oigo los silencios tempraneros

y este cáliz solo tiene sangre mía.


Me recorren hoy la espalda, los temores,

como espinos con los pinchos de la duda

y las gotas de mi sangre, por menudas,

tejerán parterres granas de mil flores.


No hallo lágrimas que puedan mitigar

estas noches de la oscura incertidumbre

ni hallo lámpara que, hoy día, aquí me alumbre

donde vine este amor a mendigar.


Se troncharon los claveles y las rosas

y sus pétalos sembraron mi amargura

con las manchas encarnadas de locura

que tapizan estas horas dolorosas.


Hoy sangrante, el corazón pierde la vida,

que va en goteos a lo largo del sendero

y hace rastros que bordean mis linderos

recordándome lo abierta que es mi herida.


No he de hallarte, estoy seguro, vida mía,

y sentado en mi ventana sin cristales,

meditando en este amor hecho retales,

moriré poquito a poco cada día.


CON UN COLLAR DE LAGRIMAS


Con un collar de lágrimas al cuello

arrastro, en mi cadena de fantasma,

la herida que infringiste tú en mi alma,

punzado desamor a mi resuello.


Camino tambaleando mi cordura,

de espinas que me sangran los talones,

marchito de quimeras e ilusiones

que huyeron de mi vida con premura.


Ayeres de felices planes nuevos

se hundieron en océanos rabiosos

e inmersos, en sus fauces sin reposo,

quedaron en futuros planes muertos.


Abierto el corazón llevo en la mano

sangrante de claveles moribundos,

buscando, en desespero, por el mundo

tu estela que se aparta de mi lado.

ESTOY LLORANDO

Estoy llorando.

Mi corazón escribe,

con la sangre de su herida,

y mis lágrimas la extienden

como pétalos grotescos.

Versos de sangre en un borrón

que corroen , granates, las fibras del papel…


Estoy llorando.

Mi impotencia incapacita mi pluma

y mis versos nacen mustios,

perdidos entre mis contradicciones.

Lágrima a lágrima

mis ojos turbios se deslizan

por un caleidoscopio de tristezas

para hallarte a ti, allá perdida.


Estoy llorando.

Y mis lágrimas de humilde hechura

ruedan cara abajo arrastrando sal y duelo

en busca de un país desconocido.

Pasará el momento

y no harán siquiera barro.

Pasará el momento

y huérfanas de destino se perderán

entre mis pies sin lograr hallar tu estela.

Por eso estoy llorando.

NADAL


Nadal
Nadal que che fuches
por onde viñeches
e da mesma xeito,
en silencio
sen chirimías nin gaitas,
sen panxoliñas,
sen nenos.



Nadal que che fuches

por eses montes
que non vestiron de armiño
para recibirche
que perderon as pellizas de carballo,
que xa non levan fentos baixo as solapas
e que dormen sen as mantas
tecidas de piñeiral
entre agullas e carqueixas.


Nadal que che fuches
por eses montes espidos
de toda roupa,
que ensinan as súas impúdicas carnes
de pedra branca
e que tiritan cada mañá
cos lloros da xeada.
Nin sequera pasaron as nubes
para despedirche, entre choros
como quen despide a un fillo por un ano.


Nadal, Nadal,
aquí estaremos cando volvas